martes, 9 de noviembre de 2010

Biografía

WILLIAM KLEIN - Fotógrafo

Nacido y criado en New York en 1928, en el seno de una familia de emigrantes judíos, en medio de un barrio irlandés, el mismo año en que el crack bursátil le arrebató a su padre el negocio textil que fundó.

Siendo muy joven cayó rendido ante la pintura y la cámara Leica (la primera fue una Rolleiflex que ganó jugando al póker).

La pintura educó desde pequeño sus ojos, "cuando tuve 14 años, el museo neoyorquino MOMA se convirtió en un segundo hogar para mí". De ahí que sus primeros pasos fueron en la pintura, como Henri Cartier-Bresson (creador del término "el momento decisivo").

Su especial capacidad para los estudios le permitió recibir una educación a la que no hubiera tenido acceso de otra forma. Estudió sociología en el City College en Nueva York, comenzó como dibujante gráfico e ilustrador de la revista Stars and Stripes. La ortodoxia de su padre lo empujó a la apertura al mundo y a los 18 años se enroló como operador de radio en el Ejército americano, con el que pasa dos años destinado en Alemania y Francia.

Conoció a la que sería su esposa y "el amor de mi vida" Jeanne Florin, el segundo día de su primera visita a París cuando tenía veinte años y decide quedarse. Ella falleció en 2005.

Se matriculó en Historia del Arte en la Sorbona donde conoce al artista cubista y constructivista Ives Klein (francés y pintor como sus padres, considerado como una importante figura dentro del movimiento neo-Dadaísmo) y a Fernand Leger (artista francés) con el que se introduce al mundo de la expresión a través de la pintura y el movimiento dadaísta (movimiento artístico surgido primero en Europa y posteriormente en Norteamérica. Se distingue por la inclinación hacia lo dudoso, la muerte, lo fantasioso, y la constante negación), del que probablemente aprendió el uso de la calle como lugar de trabajo y con el que practicó la pintura con fluidez realizando murales abstractos de grandes dimensiones.

Trabaja por varios países europeos haciendo murales para arquitectos. En esta fase empieza a utilizar la fotografía para sus trabajos abstractos.

En 1954 vuelve a Nueva York, comienza con Robert Frank (importante figura estadounidense dentro del ámbito de la fotografía y el cine) a experimentar con la fotografía que aprendió de manera autodidacta y cuyo lenguaje reinventó dotando a sus imágenes de una singularidad hasta entonces desconocida.

Alexander Liberman, director de arte de Vogue-Amércia, "vio una exposición mía de escultura en París, me llamó y me dijo si quería trabajar en Vogue" y le ofreció un contrato para trabajar como fotógrafo de moda, terreno donde introdujo nuevas técnicas informales durante una década, como utilizar por primera vez la calle como escenario para sus producciones (técnicas que se han explotado hasta la saciedad en las últimas décadas).

También le propuso que realizase un reportaje durante varios meses sobre Nueva York, una especie de diario fotográfico. Por aquel entonces su dominio de la cámara era mínimo, pero el resultado final fueron impactantes imágenes cercanas, llenas de movimiento, desenfoques, fuertes contrastes, grano y encuadres sesgados. Sin embargo, no encontró editor norteamericano porque alegaban que la visión que ofrecía de la ciudad era oscura, dramática y tercermundista. Se publicó en París en 1956 con el subtítulo: "Life is Good and Good for You in New York: Trance Witness Revels" (el libro que introdujo definitivamente la subjetividad en la foto de calle) . Se enfrentó a la tradición de Cartier Bresson ("matar al padre", resume él) con su fotografía expresionista, callejera y desmitificadora.

No se podía negar que las convenciones establecidas hasta el momento para la fotografía documental habían saltado por los aires y aunque nunca ha sido publicado en Estados Unidos, influyó de forma duradera en el medio artístico. Esta obra supuso el inicio de un género, el periódico fotográfico. El libro se ha convertido en una pieza de coleccionismo.

Klein es un experimentador. “Mi primer libro era una invención gráfica, más que la fotografía me interesaba la puesta en página; sólo al reeditarlo se convirtió en un libro de fotografía”

En 1958 edita "The Americans" una visión más madura del que es su país natal, el mismo hace la maquetación del libro cuyo resultado es casi el de una revista Dada; fotografías en blanco y negro, de enorme contraste, imágenes muy novedosas y casi abstractas.

Pero su verdadera vocación fotográfica fue, como él mismo decía, "mis fotos serias", los reportajes fotográficos que editó en una serie de monografías que representaban aspectos cotidianos de ciudades como su querida Nueva York, Moscú, Tokio o Roma y que son un testimonio de su certera visión de los lugares que visitó y muestran su habilidad para el reportaje gracias a su especial percepción psicológica. Estas cuatro ciudades, junto a París, son el territorio en el que Klein desarrolló la mayor parte de su producción documental.

William Klein, el hombre de la multitud, sale a las calles para abordar la vida directamente, buscando el “disparo bruto”, “el grado cero de la fotografía”. Del caos urbano y, sobre todo, de la forma en que las personas se desenvuelven por las ciudades de forma frenética, extrae la energía para romper todos los moldes de la fotografía convencional. Sus imágenes llevan inexorablemente al movimiento y a la acción.

Sus recursos formales favoritos, el gran angular y el close-up, instrumentos para abordar a la multitud desde fuera y desde dentro al mismo tiempo. Con su Leica de gran angular, Klein consigue panorámicas que parecen abrazar el mundo entero y a la vez primeros planos de caras, rostros deformados y grotescos que nos permiten entender por qué Federico Fellini le ofreció un puesto como ayudante en una de sus películas.

En algunos casos mezclaba pintura y fotografía.

En 1965 abandona la fotografía para dedicarse a la realización cinematográfica y documental y retorna en los 80.

Dicen de él que es un creador alérgico a las normas, que mantiene intactas cualidades como la observación, la ironía, el juicio crítico y la curiosidad. Pintor, cineasta y fotógrafo. Un observador de su tiempo, un hombre sin límites ni fronteras especialmente apasionado por los retratos, los viajes y las escenas callejeras. Uno de los pioneros ilustres de la fotografía documental; nada se le escapa cuando posa su mirada en algo, escenas callejeras, anuncios políticos, el mundo del deporte, e incluso el mundo de la moda.

Durante su larga y variada trayectoria ha luchado por ser independiente por encima de todo, su única motivación ha sido seguir una vocación.

Extractos de entrevistas

He trabajado por rachas. He hecho lo que tenía que hacer, pero no he sido muy constante. Nueva York fue un libro autobiográfico. Muy impulsivo. Era mi manera de utilizar la fotografía para hablar de lo que siempre quise hablar. Se decían tantas tonterías sobre Nueva York. Es una ciudad trágica y yo quería mostrar mi rabia. Es una ciudad incómoda, sucia. ¡La Gran Manzana! ¡Tonterías! Siento que he sido independiente, que siempre he hecho lo que querido y eso me ha creado muchos problemas.

Cuando hice el libro sobre Nueva York, yo pensaba que la fotografía no hacía grandes cosas, mientras que la pintura y las otras artes iban muy por delante, creaban experiencias, investigaban otras maneras de ver. Sentía que en fotografía estaba todo por hacer. Para mí la fotografía era una página en blanco.”
La moda para mí ha sido un poco como una broma. No estaba realmente interesado en ella, lo bueno es que me daba la oportunidad de aprender y experimentar con nuevas formas de hacer fotografía.


P. Se forjó al comienzo de su carrera la fama "del fotógrafo-antifotógrafo" con el uso del gran angular, los desenfoques, las sobreexposiciones, por el grano grueso y porque aproximaba la cámara buscando siempre la interactuación con el sujeto. ¿Cómo se siente ahora respecto a ese calificativo?

W.K. Me encanta pensar que lo que hice se ha convertido en algo bastante normalizado, aunque entonces fuera un escándalo. Algunos fotógrafos veían mi "book" y me preguntaban: ¿por qué incluyes estás fotografías si están desenfocadas?


P. En su trabajo se percibe la influencia de las vanguardias en París, parece que haya aprendido de ellas para luego deshacer ese aprendizaje y romper las reglas, por ejemplo, de la fotografía.

W.K. Sí, es un poco así. No he tenido ningún entrenamiento formal en fotografía, aunque sí en pintura. Se supone que la fotografía y cómo pensar en ella es algo que te enseñan en la escuela. Lo que me interesaba de la fotografía era el "collage", algo muy diferente a una pintura, sin una composición geométrica. Yo pensaba que tomar una foto era algo mucho más libre, captar lo que ha pasado en ese momento en el que has disparado. Ahora, todo el mundo tiene una cámara y puede hacer fotos e incluso hacer una película. Es un periodo caótico, porque los "amateurs" pueden hacer cosas que los profesionales hacen después de pensar mucho cómo producir algo diferente (ríe). Está toda esa gente con sus cámaras disparando cualquier cosa y creo que es muy divertido, me gustaría ver ese material. Probablemente es muy disparatado.


P. ¿Y qué teorías le interesan?

W.K. Me gusta lo que escribe Del Pierre (editor francés que fue director del Centro Nacional de Fotografía) y Martín Parr, es muy bueno.
La interpretación de una fotografía no es fácil. En cierta ocasión escribí una larga respuesta a Roland Barthes (escritor francés) porque él mantiene la teoría del puntum, de que hay un centro, un punto de atención en cada fotografía. Yo creo que él ve sus obsesiones en las fotografías y eso no tiene nada que ver con la intención del fotógrafo. Pero él al menos ve cosas en las fotografías y eso es mucho, la gente normalmente no ve nada.


P. ¿Por qué le gusta tanto fotografiar manifestaciones?

W.K. Es que en las manifestaciones la gente está más disponible. No les importa que les vean. Además, son grupos en movimiento. En ésa, por ejemplo (señala una imagen de la serie Nueva York), toda esa gente mira a diferentes lugares. Todos menos uno. Ese de ahí me ha visto y por eso mira a todas los demás. Es como un happening. Todo funciona porque nadie se mira. Cada uno a lo suyo. Menos uno, que me descubre. Forma parte de la composición.


P. ¿Qué debe tener una buena fotografía?

W.K. Un punto de vista. Ese muro de ahí (Klein señala a una pared blanca), con esa chica reclinada, a lo mejor le interesa a su novio pero nada más. El fotógrafo debe mostrar un mundo, una cultura. El fotógrafo es ojo, cerebro e intención. Martin Parr ha hecho una serie sobre algo tan obvio como encontrar sitio para dejar el coche y ha logrado contar algo sobre nuestro mundo. Todos vemos cosas pero el fotógrafo debe reparar en lo que significan y así obligar a mirarlas de otra manera. Todo se fotografía millones de veces... "Todo el mundo puede ser un fotógrafo, pero ser un buen fotógrafo es otra cuestión; es una larga historia"

Hace fotos, escribe, pinta y dirige películas.

En su carrera cinematográfica, el artista estadounidense cultivó todo tipo de géneros y llegó a revolucionar la industria cinematográfica tanto como lo había hecho con la fotografía en 1956, con su libro "Life is Good & Good for You in New York". No obstante, nunca ha pretendido triunfar en los circuitos comerciales, como puede apreciarse en sus cortos y largometrajes, tanto de ficción como documentales.
La primera película pop de Klein, "Broadway by Light" (1958), su obra de referencia, se trata de una meditación experimental sobre las marquesinas de los cines en Times Square, con un prólogo en el que se lee que "los americanos inventaron el jazz como consuelo frente a la muerte. Como consuelo frente a la noche, inventaron Broadway". Las gigantescas letras negras de estas marquesinas se convirtieron en el sello gráfico de Klein, en sus títulos de crédito.

Otros títulos: "Who are you, Polly Maggoo?" (1966), "Far from Vietnam" (1967), "Mister Freedom" (1967-68), "The Panafrican Festival" (1969), "Eldridge Cleaver: Black Panther" (1970), "Muhammad Ali the Greatest" (1974), "The Model Couple" (1975), "The Little Richard Story" (1980), "The French" (1981), "Contacts" (1983), "Slow Motion" (1984), "In and Out of Fashion" y "Hollywood, California: a loser's opera" y, de momento, su última película "Messiah" (1997-98).

Reconocimientos

1956 Premio Nadar (galardón anual otorgado por un jurado de expertos editoriales y fotoperiodistas al mejor libro de fotografía editado en Francia).
1988 Premio de Cultura de la Asociación Alemana de Fotografía (uno de los más importantes en Alemania)
1990 Premio Internacional de la Fundación Hasselblad (premio anual otorgado a un fotógrafo que ha realizado una labor notable)
2005 Premio PhotoEspaña


Algunas de las Exposiciones en solitario

1999 Grand Manege, Moscu.- Scottish National Gallery, Edinburgo.- Fnac, Paris
1997 Museo Pushkin, Moscu
1996 Howard Green Gallery and 292, Nueva York.- Fundacion La Caixa, Barcelona.- Walker Art Center, Minneapolis
1995 Museo de arte Moderno de San Francisco.-
1994 Hamiltons, Londres.- Centro Internacional de Fotografía de Nueva York
1992 Howard Greenberg, Nueva York.- Museo Stadts, Munich
1991 Hamiltons, Londres.- Galería Parco, Tokyo
1990 Hasselslad Center, Goteborg, Suecia.- Biblioteca Nacional de Turín
1989 Photigraphers Gallery, Londres
1988 Musee d'Elysee, Lausanne.- Museo de Osaka.- Museo Ludwig Colonia
1987 Museo de Artes Fotográficas, San Diego, California.- Museo de Arte Moderno de Paris
1986 Victoria And Albert Museum, Londres
1985 Corloran Gallery, Washington
1984 Galerias Municipales de Zagreb And Belgrade, Yugoslavia
1983 Centro Georges Pompidou, Paris
1981 Light Gallery, Nueva York- Zabriskie, Paris
1980 Moma, Nueva York
1979 Fundación Nacional de Fotografía de Paris


William Klein, el "chico" de la Leica, con la ayuda de su bastón de caoba, es una leyenda viva de la fotografía.

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